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Más que la eterna

"Para gritar tu nombre no falta descubrirte toda, no falta recorrer tus entrañas ni conocer cada río que te da la vida, para gritar tu nombre  no hay que estar al pie de ningún volcán ni en su cima, para gritar tu nombre no debo dudar que eres el paraíso, para gritar tu nombre basta con haber recibido aquí el primer aliento, el primer llanto, el primer suspiro, basta con cerrar los ojos y verte tal como eres, inmortal, gigante y bella, basta con encontrarme recostado en la grama para admirar tu cielo y respirar tu aire. Bastame con gozar la sonrisa de los niños que te tienen por madre, disfrutar del agua que me regalan tus nubes y sentir bajo mis pies la arena oscura de tus costas, si cuando niño sentía orgullo por pasearme cerca de tu quetzal de piedra, y hoy cuando recorro tu cuerpo accidentado aún me admiro por disfrutar cada cambio de clima, por disfrutar el horizonte, admirar cómo cambia tu vegetación kilómetro a kilómetro. Sí, aún me pregunto si vivir sobre este suel
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República Sin Primavera

No quisiera excusar los argumentos tristes de los que extrañan los huesos de aquellos que una noche se fueron con las manos atadas y las bocas cerradas, con sus ojos relucientes de nostalgia, nunca volvieron, nunca volvieron sus voces, sus hijos olvidaron el idioma del padre, no vieron sus manos de campesino con fuerza labrar la tierra. No quisiera aceptar que este mundo no es cuerdo, cuando escucho a la cría del tirano, que no había justicia y por eso la muerte, que se amenazaba la libertad y por eso la muerte, ¿la libertad de quién? ¿las cadenas de quién? ¿la condena de quién? ¿la sangre de quién? ¿la justicia para quién? ¿la muerte de quién? No quisiera encontrar al verdugo que camina y duerme tranquilo, mientras el llanto de las madres se apaga con su gastada vida, no quisiera que me alcance la nostalgia del único amado que se roba el suspiro por el desaparecido, no quisiera aceptar la osadía de la barbarie, ni la desfachatez de justificar la podredumbre y la codicia.

Lo que vale un padre

Esta noche no pude esquivar esas melodías tristes que sin querer se colaron en mis oídos, no pude evitar que revivieran tu recuerdo, que me hicieran llorar como niño, me pusieron a buscar en el cofre de mi mente, las muchas veces que contemplé tu sueño, que quité tus zapatos para que pudieras descansar, son tantos recuerdos, de tantos días, que hoy desbordan mis ojos en saladas lágrimas. Es la ley de la vida, el nacer y morir cantaba el bolero, canción que tantas noches te escuché tararear,  a meses de que te fuiste como quisiera que esa ley no existiera y estuvieras aquí, cada día al amanecer. Hoy que no estas me pregunto cuanto vale un padre, cuanto vales para mi, en lo profundo del corazón no encuentro respuesta, no encuentro el valor, es un valor que no existe, no existe la forma de valuar lo que hay dentro de mi pecho, no podré nunca valuar las huellas en mi alma por el ejemplo de tu vida. De algo estoy seguro, el día que muera, después de mis hermanos, cer

Atrapado en sus manos divinas

La tormenta no termina en mi corazón, los besos viejos siguen sorprendiendo a mis labios, tu llama está que se acaba, pero no dejará de luchar hasta que se apague, mi llama tiene otro nombre, otro horizonte, otro destino, la de ella se llama pasado, la mía le pertenece al futuro. Se que te ilusiona recibir de mis labios la ternura que no encuentras lejos de mi, se que quisieras que te perdone, que olvide y que haga como si nada sucedió, y aunque no abrigue la rabia que un día tuve, ya no puedo volver a abrir la herida de mis entrañas. Te fuiste por otros caminos, solo el polvo dejaste conmigo, yo descubrí con el tiempo un paraíso del que me niego salir, si preguntas porque soy tan cruel a recibir la dádiva de tus besos sin amor, sin miel, con piel, con pasión y malicia,  te diré que es ese el regalo que dejó en mi alma tu cobarde huida. Cada día me sumerjo en el cristal de sus aguas, y disfruto de la pureza de su destino,  el día se me hace de oro,

Desafiando la bravas olas

Cada día al caer el sol me encamino a encontrarme con tu recuerdo, basta con saber que llegaré a tu espacio vacío que se ha visto reducido a tinieblas desde que te fuiste, para comprender que es una realidad tu ausencia y que la luz que estaba a tu alrededor ahora destella camino a la mansión que construiste cuando estuviste entre nosotros. Algunos de tus amigos aún me preguntan por ti y he podido ver como se llenan de lágrima sus ojos al darles la noticia contagiando del mismo sentimiento los míos, hace unos días me escapé de la rutina con la esperanza de retomar las fuerzas y te encontré a la media noche a la orilla de la playa desafiando las bravas olas en la oscuridad, te encontré dormido sobre la arena, y al amanecer vi como se difuminaba tu imagen al amanecer corriendo con la brisa matutina. Recordé tantas bromas que te hacían los amigos cuando guitarra en mano recordaban los amores de tu juventud, siempre tuviste historias que contarnos, no importaba que enojaran a m

Tu recuerdo y yo

No hago más que recordar tus párpados cansados, esos últimos días te acercabas a mi con el alma expuesta, hablabas como si sabías que eran los últimos consejos que me darías, bromeabas como si sería la última vez que reirías, cuanto te amo padre, aunque llegué a sentir que un día te irías, no quise imaginar que dirías hasta pronto esa mañana, ese sábado, que lo hubiese querido eterno para que no terminara con tu partida. Cuan dichoso me haces cada día, al pensar en tus gestos de cariño sincero, puedo aprender lo que debe ser un padre, empeñado siempre en la felicidad mia y de mis hermanos, tantas cosas me enseñaste en esas últimas semanas, me hiciste ver que uno debe expresar que ama antes que sea tarde, abriste mi mente a lo que está por venir. Eres el único que me comprendía a cabalidad, tus sueños son muy míos, y los míos siempre fueron muy tuyos, a veces, veo al horizonte buscando tu mirada, mi alma llora en silencio porque la vida decidió que te adelantarías,

Una corona de coral

Permanecí impávido ante tu belleza, contemplando la inmensidad del cielo sobre mi ser, iluminado por sus millones de luces itinerantes solo te espero a ti mujer bonita. Que aparezcas rompiendo la negra bruma, que destelles con tu sonrisa morena, y que descubras el espacio vacío que guardo para ti, en mi corazón. Un día llegaras como perseida, yo impávido te esperaré en el muelle de la soledad para tomarte en mis brazos cuando desciendas del cielo, en la carroza de una estrella fugaz. Llegarás a mi puerto tarde o temprano, rebautizarás el muelle donde me encuentres, le pondrás como escudo tu sonrisa y como pabellón tu negra mirada, florecerán las flores en la cercanía de la playa, y las estrellas encenderán de alegría ese camino al que llamamos destino. El destino seguirá su camino, arrullándonos en las olas de la mar, cantándonos con el melodioso timbre de las Nereidas, que rodearán nuestra barca, y te obsequiarán un corona de coral para que seas mi princesa, de